¿Estás en una relación de pareja sana?

Cualquier persona puede llegar a tener dependencia emocional de su pareja y, por tanto, estar en una relación insana


Estar en una relación de pareja es una perpetua incertidumbre

Zygmunt Bauman

La dependencia emocional y las relaciones tóxicas en la pareja, a pesar de ser términos muy extendidos en la actualidad, requieren atención y reflexión, ya que una persona no suele reconocer e ir a consulta para tratar estos problemas sino la consecuencia que estos suelen provocar: síntomas o trastornos depresivos, ansiedad, trastornos obsesivos, abuso de sustancias…

La dependencia emocional se refiere a la incapacidad de cortar una relación en los casos en los que todos siempre deberíamos cortarla sin excepción, habiendo tres casos para ejemplificarlo:

  • Cuando no se es correspondido en el amor tanto de forma explícita porque te lo dice como cuando no te lo dice de palabra pero sí su comportamiento.
  • Cuando una persona deja de ser ella misma y por tanto deja de reconocerse.
  • Cuando se vulneran los derechos vitales: respeto, autoestima y dignidad personal.

Una característica de las relaciones tóxicas y de la dependencia emocional que puede surgir en ellas es que la persona sabe que no se siente bien en la pareja, siente insatisfacción e inseguridad, pero al tiempo experimenta un gran vacío que necesita que el otro satisfaga. Por esta razón vive en continua vigilancia para poder detectar cualquier señal que pueda indicar que la pareja pueda rechazarlo o dejarlo. Algunas de las consecuencias más habituales que generan la dependencia emocional son: deterioro de la autoestima, patrón de relaciones inestables, reducción significativa de la vida social, enfado, culpa, celos…

¿Cualquier persona se puede convertir en dependiente emocional en una pareja?

Hay pruebas de que los individuos ansiosos ambivalentes tienden a escoger parejas evitativas ya que este patrón de elección de pareja tiende a confirmar las expectativas de relación del sujeto. Sin embargo, es importante recalcar que cualquier persona puede tener una relación de pareja tóxica que le genere dependencia.

Nos puede parecer increíble pero no es tan complicado. Si nos fijamos, muchas relaciones comienzan sin que la persona elija, es más bien al contrario, le eligen a uno. Como consecuencia, es muy posible que quien nos haya elegido no comparta nuestros valores y tenga una concepción de la vida tan diferente a nosotros que nos pueda hacer daño.

Sin embargo, ¿qué ocurre?, que muchas veces esto va seguido de la fase de enamoramiento, y no somos capaces de analizar si de verdad queremos estar con esa persona. También en esta fase pueden aparecer las creencias del amor romántico-tóxico tan extendidas en la sociedad: lo que no me gusta del otro puede cambiar, somos almas gemelas, el amor parte de la lucha y del sufrimiento, el amor no reside en el cerebro sino en el corazón, es algo superior a la razón…

Este entramado unido a la falta de asertividad y a la necesidad de agradar que tan unida está al concepto de perfeccionismo,  puede dar lugar a que la persona, sin pretenderlo, pero creyendo al tiempo que eso es el amor, asuma un afrontamiento pasivo como resignación y sometimiento dirigidos a reducir las emociones negativas que le genera la relación, y esto, como hemos visto, convierte a la persona en dependiente emocional y vulnerable psicológicamente.

¿Cómo podemos prevenir vivir una relación de pareja tóxica y como consecuencia convertirnos en dependientes emocionales?

Lo primero, es imprescindible aprender a diferenciar el amor romántico-tóxico del amor maduro. Aprender a hacerlo es complejo porque el amor romántico está tan inmerso en la sociedad desde tiempos inmemoriales que ha calado en nosotros. Pero si vemos las diferencias entre uno y otro podemos llegar a comprender lo dañino que resulta el amor romántico. Algo también muy importante, es aprender a distinguir las diferentes fases que atraviesa generalmente una pareja. Por ejemplo, la fase de enamoramiento se vivencia tanto a nivel fisiológico, que cursa como un proceso gripal, como a nivel emocional y comportamental de forma diferente a las sigueintes fases de la relación. Es importante saber en qué fase nos encontramos con la pareja.

Lo segundo, es importante tener en cuenta que estar en pareja es totalmente voluntario, y que, aunque es completamente normal y necesario atravesar malos momentos, somos conscientes de que cada día elegimos a nuestra pareja porque nos ayuda a crecer, y de que la queremos y aceptamos tal y como es. Amar no es sufrir, el sufrimiento normalizado en el amor forma parte de la dimensión del amor romántico-tóxico.  El amor sano evita el exceso de autocrítica y exigencia. Uno puede saber que está en una relación de pareja sana cuando está cómodo, cuando es más frecuente que todo fluya, cuando uno no intenta aparentar lo que no es, cuando acepta y se siente aceptado tal y como es y cuando reina el respeto y la reciprocidad. Es importante tener en cuenta que el amor en una pareja se basa en la bondad, en dar y recibir a partes iguales, y por tanto, si no te sientes amado no puedes amar.

Tercero, es importante la reflexión y la meditación prestando atención plena y asumiendo que uno no puede controlar todo. No hay que tener miedo a reflexionar, al contrario, nos puede ayudar a disfrutar más de lo bueno de nuestra vida porque nos ayuda a hacerlo consciente, y a reparar o a dejar ir lo que nos hace daño o nos priva de libertad. Una relación sana nos ayuda a generar pensamientos positivos dentro de la realidad, lo cual se ha visto que favorece la neurogénesis neuronal del córtex prefrontal, así como la eliminación de cortisol a través del hígado favoreciendo la formación de endorfinas.

Cuarto, como dice Zygmunt Bauman en su libro: Amor líquido: “estar en una relación de pareja es una perpetua incertidumbre” y esto es importante asumirlo.

Quinto, es importante reflexionar sobre nuestros valores y metas en la vida para ser coherente y no crear disonancia cognitiva entre lo que pensamos y como actuamos, ya que esto genera malestar y una serie de estrategias de afrontamiento que a corto plazo pueden funcionar pero no hacen más que ahondar en la evitación de lo que es importante para nosotros y con lo que nos identificamos.

Sexto y último, es importante trabajar habilidades sociales y especialmente la asertividad para hacer valer nuestros principios sin vulnerar los derechos de los demás y favoreciendo la comunicación.

¿Qué hacer si ya no se puede prevenir?

“El éxito oculta lo que la derrota enseña”, esta frase de autoría desconocida, y citada por Enrique Rojas, sugiere que de las relaciones de pareja insanas se aprende. Si en algún momento hemos estado inmersos en alguna relación tóxica, lo cual no es muy difícil por los factores predisponentes de nuestra sociedad, podemos estar contentos de haberla dejado atrás. Si sentimos que estamos en una relación tóxica, la valentía es la mejor opción. Si vemos que no podemos solos, es importante acudir a un profesional.

El caso es alejarnos de lo que nos hace daño porque, como he comentado a lo largo del artículo, y como señalan muchos autores, la relación de pareja es algo voluntario y solo potencia cuando es sana, de lo contrario destruye.

Autora: María del Rocío Rubio Rueda